Después de muchos siglos en el olvido, los Juegos
Olímpicos renacen en la era moderna con el impulso del Barón Pierre de
Coubertin, que decidió restaurar el espíritu de los antiguos Juegos, dándoles
un carácter internacional. Los actuales Juegos representan un evento
importantísimo tanto en el ámbito puramente deportivo como en el político, en
el económico y, en menor medida, en el cultural. El barón de Coubertin fundó el
Comité Olímpico Internacional (COI), institución encargada de la organización
de los Juegos y de mantener la idea y contenidos originales. La carta olímpica
es el manifiesto, continuamente actualizado por el COI, donde se recogen las
disposiciones y los principios detallados del programa. Los participantes de
los juegos han de ser ciudadanos de un país cuyo comité olímpico nacional esté
reconocido por el COI. Cartel de Atenas 1896
Coubertin proclamó la restauración de los juegos
olímpicos el 23 de junio de 1894 en la Sorbona parisiense ante los
representantes de 14 naciones. Los primeros juegos de la edad moderna debían
disputarse en París, pero se decidió que se celebraran en Atenas para reanudar
la vieja tradición helénica. Finalmente, los primeros Juegos de la Era Moderna
se celebraron en Atenas en 1896, año a partir del cual se irían repitiendo cada
cuatro años en diferentes partes del mundo hasta llegar a la actualidad con la
nominación de Atenas como sede olímpica para los Juegos del 2004, haciendo
justicia y reparando una deuda con la ciudad organizadora de los primeros
Juegos modernos. Hasta ahora, se han celebrado 24 ediciones; sólo se
suspendieron las ediciones de 1916, 1940 y 1944 a causa de las Guerras
Mundiales.
A partir de 1924 se crearon los Juegos Olímpicos de
Invierno, que también se celebran cada cuatro años; en un principio coincidían
en el mismo año, pero desde 1994 se celebran dos años después que los de verano
con la misma periodicidad; de estos Juegos se han celebrado 19 ediciones.
Desde 1960 se celebran los Juegos Paraolímpicos para
deportistas discapacitados en el mismo escenario que los Juegos de verano.
El lema Olímpico, creado por el Barón, es una frase en
latín: CITIUS, ALTIUS, FORTIUS, que significa más rápido, más alto, más fuerte,
que refleja el estímulo a la superación de los deportistas.
Previo a la celebración de los Juegos, al igual que en la
antigüedad se encendía una antorcha sagrada para simbolizar pureza, justicia y
paz entre las naciones, de Olimpia parte una antorcha que recorre en relevos
gran parte de los países participantes. La llama olímpica se incorpora a los
Juegos en Ámsterdam 1928; la de Atenas 2004 fue encendida el pasado 25 de Marzo
con el lema pasa la llama, une al mundo. Será la primera vez que la antorcha
recorra los cinco continentes y llegará el 13 de Agosto al Estadio Olímpico de
Atenas, fecha de inicio de los Juegos.
Todos los Juegos se inician y finalizan con el desfile de
los participantes en una ceremonia de apertura y una ceremonia de clausura,
donde los ganadores portan las medallas conseguidas de oro, plata o bronce,
galardón que reciben en cada una de las pruebas. En la ceremonia de apertura un
atleta del país donde está situada la sede retiene con su mano una esquina de
la bandera olímpica y pronuncia el siguiente juramento en nombre de todos: En
nombre de todos los competidores, yo prometo que nosotros participaremos en
estos Juegos Olímpicos, respetando y cumpliendo las reglas que lo gobiernan, en
el verdadero espíritu deportivo, por la gloria del deporte y el honor de
nuestros equipos. Asimismo, durante estas ceremonias se puede escuchar el himno
olímpico, creado para el evento.
Pierre de Coubertin creó la bandera olímpica formada por
cinco anillos de color azul, negro, rojo, amarillo y verde, sobre un fondo
blanco, que simbolizan los cinco continentes unidos por el espíritu del
deporte.
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